Incluso si lloras




En mi última publicación compartí con ustedes sobre ciertos eventos que ocurrieron en mi vida que me hicieron enfrentar la ansiedad. Compartí que uno de los acontecimientos difíciles que ocurrieron fue cuando Carlos fue hospitalizado. No puedo empezar a explicar todos los pensamientos locos que pasaron por nuestras mentes, pero si hubo algo que lo hizo 10 veces peor para mí fue que no tenía palabras para consolar a mi esposo. Quiero decir que el 98% de las veces sólo inhalaba y trataba de no llorar cuando veía a mi esposo llorando del dolor que sentía cuando su herida estaba siendo tratada. Inhalaba cada vez que compartía sus miedos y pensamientos conmigo. Pero apenas tuve palabras para consolarlo, aparte de, "baby, ni siquiera puedo imaginar lo que estás pasando".

Fue en uno de esos momentos que me sentía indefensa en casa, durante el tiempo en que una enfermera vino a cambiar el vendaje de la herida, que mirando por Instagram vi este versículo:

Romanos 12:15
 Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.

Y choque con esa verdad de tal manera que la próxima vez pude sentarme junto a él, abrazarlo y llorar con él. Y me di de cuenta que es importante saber que está bien en no tratar de ser "fuerte" todo el tiempo. Pero lo más importante es llorar con los que lloran. Jesús fue nuestro mayor ejemplo de esto. Durante el momento de luto de la muerte de Lázaro, El, siendo Todopoderoso, en un momento hablo con Marta y en otro momento, lloró con María.  No estoy tratando de decir que la muerte de Lázaro no le dolió a Jesús, pero sí creo que El estaba encontrándose con Marta y María donde ellas lo necesitaban. Por lo tanto, con una habló y con la otra, lloró.

Con eso dicho, no siempre necesitas tener las palabras correctas para aconsejar o consolar a los demás. A veces es simplemente sentarse junto a ellos y llorar con ellos, lo que más necesitan. Puede que no sea lo más fácil de hacer, porque ¿quién quiere ver a alguien a quien ama doliendo y tú no poder hacer nada al respecto? Creo que es humano querer al menos decir algo con la esperanza de hacer que la persona se pueda sentir un poco mejor. El título de Romanos 12 es "Un sacrificio viviente a Dios", es decir, que muchas cosas, si no todas las que se dicen, podrían venir como un sacrificio a nuestra naturaleza humana. Así que a veces puede ser simplemente enviarles un texto diciendo, “estoy aquí si me necesitas” o simplemente aparecerte y sentarte con ellos en silencio dispuesto a escucharlos si quieren hablar, llorar con ellos si quieren llorar o simplemente pasar el rato y jugar un juego o ver una película. Simplemente estar presente.

Mi esposo no es tonto, sabía que yo estaba tratando de ser fuerte todo el tiempo. Sin embargo, cuando me vio llorando me preguntó, y cuando le dije los temores que estaba enfrentando me dijo: "Sé que estabas tratando de ser fuerte pero sabes que no necesitas serlo, estamos juntos en esto, estamos pasando por esto juntos. Y sí, yo soy el que tengo la condición, pero tu estabas a mi lado todo el tiempo pasando por eso conmigo", me mostró que no tenía que preocuparme por decir las cosas correctas para consolarlo porque el estar a su lado todo el tiempo estaba hablando más que cualquier palabra podría ser capaz de hacerlo.


No sé por lo que estas pasando o por lo que ciertas personas en tu vida podrían estar pasando que a lo mejor te estas encontrado en la misma situación que me encontré hace un año atrás. Pero, simplemente quiero animarte a estar ahí para la gente cuando las cosas están bien, pero cuando las cosas se pone difícil y no estás seguro de qué hacer o qué decir asegúrate de que estás ahí para la persona aún más.
 No te alejes por no saber qué decir o hacer. O no te esfuerces tanto por ser fuerte, sólo asegúrate de estar ahí incluso si lloras.

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