Pero ¿y si...?



He leído la cita anterior muchas veces, y en realidad es una cita bastante buena para sacudir algunos nervios cuando estas al borde de hacer algo que puede ser completamente increíble, pero que podría caer en el intento de hacerlo suceder. Por lo tanto, es muy alentador, pero ¿qué haces cuando no puedes pasar de la porción "pero ¿y si...?"


Pero ¿y si no estoy haciendo lo suficiente como madre y estoy fallando?

Pero ¿y si no estoy siendo la mejor esposa o esposo para mi cónyuge?

Pero ¿y si me despiden de este trabajo?

Pero ¿y si nunca encuentro al cónyuge adecuado?

Pero ¿y si ya es tarde para tener hijos?

Pero ¿y si doy un paso hacia la fe y no pasa nada?

Pero ¿y si, pero y sí?

 

Cuando el mundo de "pero y si" empieza a girar más rápido que el mundo en que realmente estás parado puede llevarte a terminar buscando aire. Haciéndote sentir como si de repente se te fue el oxígeno de los pulmones y no puedes respirar. Inconscientemente puede abrirle la puerta a la ansiedad. Puede abrir una puerta a una guerra en la que tienes que pelear una batalla todos los días, con la esperanza de que algún día ganar esa misma guerra.

 

 La ansiedad es algo que se va acercando sin darte de cuenta. Es algo que puede ser difícil de notar al principio, haciendo que parezca como que fue de repente que te enfrentaste con la ansiedad. Sin embargo, se ha ido acumulando desde la primera vez que tuviste esos pensamientos de "pero y si" y lo descartaste mientras sonreías diciéndoles a los demás que estás bien. Debes entender que hay un límite en lo que puedes amontonar en una esquina sin confrontar antes de que se convierta en un desastre.

 

Durante el tiempo que estuve fuera sucedieron muchas cosas que fueron inesperadas. Unas de esas cosas importante es el susto que mi familia tuvo con mi esposo en el que en cuestión de horas nos dijeron que tenía algo que podría llevarlo a su muerte. Algo cuya tasa de supervivencia era poco similar en el 20-25% a cambiar a algo cuya tasa de supervivencia era del 40%, siendo hospitalizado durante algunos días, teniendo dos cirugías, a ser enviado a casa y necesitando una enfermera para cambiar su vendaje de la herida durante algún tiempo. Luego, una semana y media más tarde algo más inesperado sucedió en mi trabajo en el que de repente me deja luchando con ansiedad (o así nos gusta pensar que fue de repente). La realidad es que he estado luchando con muchas preocupaciones y poniéndolas a un lado una y otra vez.

 

Doy gracias a Dios, que en realidad tengo un marido que está dispuesto a escucharme. Aunque muchas veces en mi deseo de ser la mejor esposa para él elegí no compartir con él todas mis preocupaciones. Maneje las situaciones como si estuviera destinada a cargar la carga sola, lo que nunca ayuda. En su mayor parte, he mantenido esto bastante privado, aparte de compartirlo principalmente con mi marido y tal vez una o dos amigas. Después de algún tiempo y con esta pandemia tomé la decisión de compartir esto con mi familia cercana.

 

Sinceramente, no pensé que escribiría sobre esto, no es un tema fácil de hablar y menos como creyente. Simplemente porque algunas personas han categorizado tener ansiedad por no tener fe. A veces pueden ser rápidos para recitar Lucas 12:29 "Ustedes, pues, no busquen qué han de comer o qué han de beber, ni estén ansiosos." Por lo tanto, no se está abordando correctamente el tema de la ansiedad, dejando a la persona que está luchando, sintiéndose sola y decepcionada. Lo triste es que su decepción podría no estar en la persona por "no ayudar o entender" sino en si misma por sentirse así.

 

 Así que esto es algo extremadamente privado para mí con lo que he luchado y principalmente en ser abierta al respecto. Pero si hay algo que quiero más que el no ser juzgada por la gente, y eso es ayudar a aquellos que podrían estar luchando con lo mismo y se han estado escondiendo por miedo a ser juzgados. Porque, sí, la Biblia dice eso, pero en el libro de Proverbios 12 en el versículo 25 dice: "La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, pero la buena palabra lo alegra.” Y eso es lo que quiero traerte hoy. Una buena palabra para animar tu corazón.  Quiero que sepas que no estás solo. Quiero que sepas que no eres una persona infiel porque estás luchando contra la ansiedad. Quiero hacerles saber que Dios no está enojado con ustedes, Dios todavía los ama, todavía está dispuesto a redimiros, a restauraros y todavía te tiene de la mano.

 

 Quiero animarte a no avergonzarte de confesarle a Dios que estás ansioso. Filipenses 4:6-7 dice: "No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús." Somos humanos y nos preocuparemos y para algunos de nosotros esa preocupación conducirá a la ansiedad. Pero cuando en el medio de los ataques de ansiedad si solo tomaran el tiempo para decirle a Dios que están ansioso por la situación llegaran a experimentar la paz de Dios. Los animó sobre todo a que no pasen por esto solos. Busca a alguien en quien puedas confiar en quien puedas llamar o buscar en esos momentos, y no te avergüences de preguntar y buscar ayuda profesional, yo lo hice. Dios ha equipado a la gente e incluso a los creyentes para que nos ayuden profesionalmente a través de esto.

Es mi oración que si estás pasando por ansiedad y/o depresión puedas encontrar la paz en saber que está bien sentirte de esa manera y que ahora puedes sentirte animado a extender la mano y buscar ayuda para que no te quedes en ese estado de ánimo. Te envío mi amor y quiero que sepas que no estás solo, estoy aquí, y sobre todo Dios está contigo <3


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